El prestigio de James Salter, grande entre los grandes escritores norteamericanos contemporáneos, se ha cimentado con tan sólo siete libros publicados, hecho que atestigua su tardía dedicación a la escritura y el alcance de su ambición literaria. Salter es famoso por su prosa depurada, hecha de palabras certeras y silencios elocuentes. Quemar los días, su único libro de memorias, publicado en 1997, cuando el autor contaba 72 años, ha sido descrito por John Irving como «mejor que muchas buenas novelas».
Sinopsis:
Necesariamente incompletas y deliberadamente selectivas, estas memorias trazan el relato de una vida colmada de acontecimientos y gente extraordinarios: desde la fabulosa isla de Manhattan hasta los rigores de la academia militar de West Point, desde la vivencia extrema de un avión de combate hasta la efervescencia de Nueva York, París y Roma.
Con una especial mezcla de candor e inteligencia, este volumen contiene algunas de las páginas más hermosas y memorables del autor, ya sean sobre la experiencia de volar o sobre sus otras grandes pasiones: Europa, las mujeres y la literatura. Por la agudeza y concisión de sus observaciones y retratos de Robert Redford, John Huston, Nabokov, Irwin Shaw, entre otros, por la relevancia de sus historias y la inconfundible elegancia de su planteamiento, Quemar los días es un libro profundamente cautivador sobre el proceso de aprender a vivir y a escribir, la naturaleza del tiempo, el deseo, el placer y las oportunidades perdidas.
Conoce a James Salter:
James Salter (Nueva York, 10 de junio de 1925-Sag Harbor, Nueva York, 19 de junio de 2015) fue un escritor y novelista estadounidense. Fue oficial de carrera y piloto en las Fuerzas Aéreas Estadounidenses (United States Air Force). Abandonó la profesión militar en 1957 tras publicar su primera novela The Hunters. Fue candidato al Premio Príncipe de Asturias en 2014.
Atendió a clases en la Horace Mann School, donde tuvo como compañeros a Julian Beck y William F. Buckley, Jr. En el año académico 1939-1940 también estudió allí Jack Kerouac.
Quiso estudiar en la Universidad Stanford o en el Instituto Tecnológico de Massachusetts, pero finalmente el 15 de julio de 1942 entró en la academia militar de West Point por la presión de su padre que había vuelto al ejército como Coronel Louis G. Horowitz en el Cuerpo de Ingenieros (United States Army Corps of Engineers) en julio de 1941 anticipando la guerra.
Como hizo su padre, cursó la carrera militar en West Point durante una guerra mundial. El tamaño de la clase era mayor y las asignaturas se acortaron drásticamente. Su padre se graduó en noviembre de 1918 después de solo 16 meses de academia. Horowitz se graduó en 1945 después de solo 3 años. Fue el número 49 de una promoción de 852. Sus compañeros le apodaron «Horrible» Horowitz.
Después de su primer año de academia completó el entrenamiento de vuelo básico en Pine Bluff, Arkansas, y el avanzado en la Stewart Air Force Base, Nueva York.
En mayo de 1945 su vuelo perdió el rumbo y estando bajo de combustible confundió unas vías con una pista y estrelló su avión North American T-6 Texan en una casa de Great Barrington, Massachusetts. Realizó cursos de vuelo para aviones multimotores B-25 hasta febrero de 1946.
Su primer destino fue el 6th Airlift Squadron en Nielson Field, Filipinas. Después estuvo destinado en Naha Air Base, Okinawa, y Tachikawa Air Base, Japón.
En enero de 1947 fue ascendido a teniente. En septiembre de 1947 fue transferido a Hickam AFB, Hawái.
En agosto de 1948 cursó estudios de posgrado en la Universidad de Georgetown y recibió su título de máster en enero de 1950.
En marzo de 1950 fue destinado al cuartel general del Tactical Air Command en la base aérea de Langley, Virginia, donde permaneció hasta que fue voluntario para la guerra de Corea. Llegó a Corea en febrero de 1952 después de realizar un curso de entrenamiento para volar el North American F-86 Sabre en la base aérea de la isla Presque, Maine.
Fue asignado al 335th Fighter-Interceptor Squadron, 4th Fighter Wing, una renombrada unidad especializada en cazar MiGs soviéticos. Entre el 12 de febrero y el 6 de agosto de 1952 voló más de 100 misiones de combate. El 4 de julio de 1952 derribó un MiG-15.
Estuvo destinado en Alemania y Francia. Ascendió a mayor. Dirigió un equipo de acrobacias aéreas. Fue oficial de operaciones de escuadrón. En su tiempo libre escribió ficción. Los editores rechazaron su primer manuscrito.
Su experiencia coreana la usó en su primera novela The Hunters (1956), que posteriormente fue llevada al cine en 1958 con Robert Mitchum como protagonista. La adaptación al cine era muy diferente de la novela, en la que se narraba la lenta autodestrucción de un piloto de caza de 31 años que no encuentra más que frustraciones en su primera experiencia de combate, mientras que sus compañeros alcanzan la gloria.
Estuvo 12 años en las Fuerzas Aéreas. Los 6 últimos como piloto de combate. Abandonó su carrera militar por su carrera como escritor. La decisión le resultó difícil debido a su pasión por volar. Sus escritos basados en su experiencia en las Fuerzas Aéreas tienen un tono fatalista: sus protagonistas luchan y tienen conflictos entre sus reputación y su autopercepción, mueren cumpliendo su deber mientras que sus antagonistas ineptos medran y ascienden. Pinta un panorama familiar para cualquier piloto de combate que haya sobrevivido un combate aéreo.
En 1961 su novela The Arm of Flesh contaba sus experiencias de vuelo en la 36th Fighter-Day Wing en la base aérea de Bitburg, Alemania, entre 1954 y 1957. Una versión extensamente revisada de la novela fue publicada en 2000 titulada Cassada. Tras permanecer varios años en la reserva de las Fuerzas Aéreas, Salter abandonó toda vinculación militar en 1961 cuando su unidad fue llamada para la crisis de Berlín.
Se mudó a Nueva York con su familia, que incluía a gemelos nacidos en 1962. Cambió su nombre de James Arnold Horowitz a James Salter. Salter se divorció de su primera esposa Ann.
En 1976 comenzó a vivir con la dramaturga Kay Eldredge con la que tuvo a su hijo Theo Salter en 1985. Se casaron en París en 1998.
En 1980 después de esperar durante mucho tiempo a que su hija Allan, fruto de un matrimonio anterior, acudiera a cenar con él y su mujer en Aspen, Colorado, Salter decidió presentarse en la cabaña contigua a la casa en la que se acababa de instalar su hija y la encontró sin vida en la ducha, electrocutada.
Vivió entre Bridgehampton, Nueva York y Colorado. Falleció el 19 de junio de 2015 a la edad de 90 años en Sag Harbor (Nueva York).
Algunos libros de James Salter:
El arte de la ficción
En estas tres conferencias dictadas en la Universidad de Virginia a los ochenta y nueve años, pocos meses antes de morir, James Salter desmenuza los aspectos esenciales de su oficio con el mismo tono íntimo y directo tan apreciado por los amantes de la buena literatura.
Rememorando sus libros y autores predilectos —entre ellos, Madame Bovary, los cuentos de Bábel, Céline o Faulkner—, Salter desgrana los desafíos que invariablemente balizan la carrera de todo escritor: las cartas de rechazo, las reseñas desfavorables o los desvelos económicos. Asimismo, como narrador de vocación tardía, se interroga con acerada lucidez sobre los motivos que lo impulsaron a escribir: ¿fue sólo por dinero? ¿O también en busca de reconocimiento o admiración? Ante las innumerables posibilidades que ofrece la hoja en blanco, Salter nos confía su meditada respuesta: elaborar un estilo que logre captar la experiencia real ante la certeza de que lo que no queda escrito se desvanece.
Los cazadores
Una novela que alberga las vivencias de los tres años de Salter como piloto de combate en la guerra de Corea y contiene algunas de las páginas más eminentes jamás escritas sobre la experiencia de volar.
A su llegada a la base aérea de Kimpo, el capitán Cleve Connell se hace la firme promesa de acceder a la élite de los pilotos de combate que han derribado más de cinco cazas coreanos. Sin embargo, en paralelo a la fiera contienda aérea se desarrolla un solapado conflicto en tierra entre los propios aviadores, mientras los sucesivos fracasos de Connell contrastan con los éxitos de sus colegas y ponen en entredicho su destreza y valor. Hasta que un día, suspendido en la inmensidad del cosmos sobre el río Yalu y consciente de su insignificancia, Connell comprende por fin que sólo alcanza el triunfo quien es capaz de identificar a su enemigo y vencerlo, sea cual sea su bando. Incluso si ese rival es uno mismo.
Juego y distracción
Editada por primera vez en 1967, Juego y distracción supuso un punto de inflexión en la trayectoria de Salter y dio la medida de su maestría y ambición literarias. En la actualidad se la considera una lectura insoslayable que, sin duda, contribuirá a engrosar la legión de admiradores que James Salter sigue cosechando en todo el mundo. La novela, que toma prestado su título de un versículo del Corán sobre la esencia de la vida terrenal, narra la historia de amor entre Phillip Dean, un universitario norteamericano que deambula por Europa, y Anne-Marie Costallat, una joven francesa de provincias.
Evocada en todo su esplendor erótico, la fogosa aventura de los dos amantes nos llega a través de la imaginación de un solitario compatriota de Phillip. El desdén hacia las convenciones sociales, la entrega incondicional al placer y la indolencia aparecen aquí delineados con un lenguaje conciso, que convierte el cúmulo de impresiones y la mirada reflexiva y sensible del narrador en un himno a la sensualidad.