Esta biografía de Christopher Frayling (la primera publicada sobre Leone) examina con afecto su obra y se adentra en los pocos conocidos pormenores de su vida. Leone nació en el seno de la industria del cine: su padre era un popular director de cine mudo y su madre actriz de cine. Obsesionado con los mundos ilusorios del cine y el teatro, y cautivado especialmente por los mitos del Oeste americano, el joven Sergio se labró una carrera igualmente fabulosa. De paso convirtió en leyenda al inicialmente reticente Clint Eastood, y coqueteó con los estudios de Hollywood, aunque siempre defendió su independencia. Ello explica que la concepción y realización de la saga gangsteril “Erase una vez en América” consumiera quince años de su vida.
Christopher Frayling explica cómo y por qué hacía películas Sergio Leone, pero también revela hasta qué punto las películas moldearon a Leone. Era un hombre que cultivaba sus propios mitos personales, y que, como han atestiguado sus amigos y colaboradores, prefería adornar la verdad. Pero sobre todo, las pasiones de Leone se plasmaron en una excepcional obra filmográfica, sobre la cual Frayling ofrece una mina de información y análisis escrupulosamente documentados.
Conoce a Sergio Leone:
Sergio Leone nació en Roma un 3 de enero de 1929, fue un guionista, productor y director de cine italiano. Es uno de los directores más famosos de la historia del cine, y es sobre todo conocido por sus spaghetti western.
Hijo del director de cine Vincenzo Leone, que a veces filmaba con el seudónimo de Roberto Roberti. Su padre fue director de cine hasta que en 1943 Benito Mussolini le solicitó una opinión sobre un guion que había escrito y Vincenzo fue sincero; a partir de ese momento nunca más volvería a dirigir.
Sergio, aún muy joven, entra en la industria del cine, y con 20 años es actor y asistente de dirección de Ladri di biciclette (1948) de Vittorio de Sica. Después estaría en grandes producciones estadounidenses rodadas en Europa. Entre ellas Quo Vadis (1951) de Mervyn Le Roy, Helena de Troya (1955) de Robert Wise, Ben-Hur (1959) de William Wyler o Historia de una monja (1959) de Fred Zinnemann.
Su primera película oficial fue El coloso de Rodas (1960) y dos años más tarde sustituiría de nuevo a un director, Robert Aldrich, en Sodoma y Gomorra. Aldrich fue una influencia clave para Leone, con películas como Veracruz (1954), donde el perfil clásico del western se desdibuja con personajes más ambiguos y carentes de valores.
A partir de aquí comienzan sus obras más personales, que se inicia con la famosa trilogía western, también conocida como Trilogía del dólar, en coproducción con varios países europeos y rodada en la árida región de Tabernas, Almería (España), La Calahorra, cerca de Guadix (Granada), así como en las proximidades de Carazo en la Sierra de la Demanda, Burgos (Cementerio de Sad Hill). La trilogía obtuvo un inesperado gran éxito, conduciendo al western a su último período cinematográfico, el llamado spaghetti western, género muy cultivado en el cine de los 60 y principios de los 70, además de aportar dos nuevos talentos al medio, el compositor Morricone, amigo desde la infancia del director, y el actor Clint Eastwood, desconocido hasta entonces, al que el director contrata entre un grupo de actores. El personaje creado para Eastwood, «el hombre sin nombre», es el prototipo de antihéroe del espagueti western. Hombre duro y solitario, sin escrúpulos ni sentimientos y movido por el dinero. De esta manera Leone crea un icono del cine, personalidad ruda, pocas palabras, mirada de hielo, invencible en múltiples duelos. Siempre vestido con un poncho raído y un cigarro en los labios, es capaz de matar a sangre fría para conseguir su objetivo. Es un personaje que se convertirá en estereotipo en múltiples films y que influirá de forma decisiva a directores, actores e incluso a los dibujantes de cómic actuales. Como anécdota curiosa, cabe destacar que Por un puñado de dólares tuvo ciertos problemas legales al plagiar una película anterior de Akira Kurosawa titulada Yojimbo (1961).
Tras esta trilogía no deja la temática del western y filma una de sus obras maestras, Hasta que llegó su hora (también conocida como «Érase una vez en el oeste»), un western crepuscular rodado en Cinecittà, Almería, La Calahorra, cerca de Guadix (Granada) y en los mismos escenarios estadounidenses en los que rodó la mayor parte de sus películas su admirado John Ford.
Tras un período más dilatado, vuelve al cine, casi por obligación, con ¡Agáchate, maldito!, que tiene menos éxito que sus películas precedentes y basada en la revolución mexicana. Esta película la dirige a última hora debido a problemas con el director elegido. Por último, dirige la que muchos consideran su obra maestra, Érase una vez en América, un «western moderno» basada en la época de los gánsteres. En Europa tuvo gran éxito a pesar de las cuatro horas de duración, pero en EE. UU. se ofrece una versión recortada a casi dos horas, además de alterar su montaje (la historia fue contada linealmente y no como en la original en que se utilizan flashback).
Sergio tuvo siempre a su lado a un amigo de la infancia, que hizo más grandes aún sus películas, el compositor Ennio Morricone.
Sergio Leone falleció en 1989, cuando estaba preparando la película Leningrado, debido a los problemas de corazón que sufría desde que entró en juicios con la Warner Bros por la película Once Upon A Time In America. La productora recortó en más de una hora la película y contrató para esta labor al encargado de montaje de Loca academia de policía, Zach Staenberg.
Leone, que planeaba retomar el género que lo llevó a la fama, el western, tiene una calle dedicada con su nombre en la ciudad de Almería, España.