Me gustan las historias. Me gusta leerlas y abandonarme tanto a ellas, que mis sentidos se cierren a cualquier otro estímulo que no sea el que las letras me proporcionen.
También me gusta compartir con los demás mi fascinación por las mismas y que con idéntica ilusión se contagien de la necesidad de leer esa páginas que yo he leído.
Como librera, disfruto cuando abro las cajas de las entregas y descubro las nuevas ediciones o libros con hermosas encuadernaciones o con atrayentes sinopsis que te incitan a abrir las paginas y sumergirte en ellas. También cuando son los propios clientes quienes me descubren alguna joya o cuando el comercial me enseña las novedades y me habla de los escritores como si fueran íntimos amigos míos y nos anticipa alguna galerada.
También me gusta escuchar los consejos de los lectores sobre los libros que han leído y que me descubran otros que me puedo perder dentro de este inabarcable mundo de las letras escritas.
Aprendes a escrutar a los clientes y a adivinar qué es lo que están buscando, mientras observan la estanterías repletas de títulos. Así un día, mientras que Víctor atendía a otro cliente y yo daba entrada a las novedades de la semana, por el rabillo del ojo, observaba la reserva con la que se estaba comportando una chica de unos 25 años, casi con vergüenza, dejando el turno al de detrás, como esperando a que nos quedáramos solos para contarnos algo vergonzoso.
Adiviné lo que pasaba y sonriendo me acerqué a ella para darle pie a que me hiciera esa confidencia y al fin hablo: “¿Tenéis “Seducida por un Highlander?”. Sí, el titulo era ciertamente hortera – además he perdido la cuenta de las damas seducidas por un Hihglander que he leído- , pero no estaba allí el problema, -tenemos libros con nombres aún más infames y que nos los piden sin el más mínimo rubor- en una librería en el que el género más cultivado había sido hasta ahora novela negra y el ensayo sesudo, preguntar por un libro de novela romántica daba un poco de corte.
¿Pero qué pasaría si a la dueña de la librería le fascinara la literatura romántica? Pues eso precisamente, que no podría faltar una sección dedicada a ésta, sin prescindir de ningún subgénero o estilo.
Ya, se lo que dirían algunos – muchas risas se han echado a mi costa- personajes estereotipados, arquetipos masculinos y machistas, relaciones románticas absurdas o increíbles maratones sexuales de noches enteras, sin ayuda de ningún estimulante químico. A lo que yo respondo que celebrar una cena romántica, mientras practicas una trepanación –Hannibal, de Tomas Harris-, es algo que no se da normalmente, pero que hasta tiene película y serie, por no hablar de cierto doctor que se pasea por el campo conversando con un engendro al que ha dado vida a través de una chispa producida por un relámpago –Frankenstein, o el moderno Prometeo de Mary Shelley-
Hace poco leí, La pequeña librería de corazones solitarios, de Annie Darling, editado por Titania – las lectoras del romántica conocen perfectamente la editorial-: en ella se hace una enconada defensa de este género, nombrando a muchas de las escritoras actuales, Kleypas, Balog, Lark, Lidsey y a las clásicas como Austen o las Bronte, – o qué os pensabais que esto lo inventó Corín Tellado- y proponiendo que otros nombres como Shakespeare, Dumas o Flaubert formaran parte de los fondos de la misma, porque la literatura romántica trasciende a las Sombras de Grey o es qué nadie se ha dado cuenta de que tras la Ilíada (la gran epopeya griega) hay una historia de amor. Y anda que no es larga y rocambolesca.
Bueno, que me lío, me gustaría compartir con esas lectoras y lectores, una tarde al mes en la librería, hablando de romanticismo, de los hombres y mujeres que nacen de esas letras, de relaciones, de historia, de las escritoras que los imaginaron, analizando su contenido y sobre todo disfrutando de ellas con la misma pasión con la que aman sus personajes.
Sabed que la literatura romántica es uno de los géneros más vendidos y que cierta tienda online tuvo que plantear su estrategia de tarifa plana de descargas de libros de romántica, porque estuvo a punto de quebrar, ante el desbordamiento en la demanda.
Por ello si os parece os esperamos a partir de octubre en nuestro Club de lectura del Salón de Té.
Poneos en contacto nosotros a través en la dirección de correo clientes@hojablanca.es o el número de whatsApp 660848503,
Y leed, ¡LEED!, tenéis un mes para ello.
Un saludo
Elvira