Querida Megan:
Hace tiempo que terminé de leerme la quinta parte de las guerreras de Maxwell. El nuevo me llegó ayer pero me niego a leerlo con prisas sin disfrutar, ya lo empezaré cuando termine esta carta.
Te contaré como me inicie a tus libros, por hablar de algo: Fue hace unos años, en una época mala de mi vida, durante un caluroso verano en el que no encontraba nada que leer y que me satisficiera – y ¡anda que no se publican cosas!- cuando por casualidad cayó en mis manos, en realidad, en mi móvil, una novela romántica de las que publica Harlequin. ¡Jo,…. cómo la disfruté!. Ya sé que no no es tu estilo pero espera…
Al final cuando los amantes se promete amor eterno y frotas la pantalla intentando que continúe la historia o que salga el genio de la pantalla led y te haga aparecer más páginas, lo que me mostró fueron más libros como aquél, animándome a seguir trasteando – ten en cuenta que en aquel entonces era un iPhone 4 ¡imagínate el tamaño en el que leía!, y sumergiéndome en un mundo de posibilidades con alegría y sin complejos. Y leí y leí; primero las sagas de los amantes italianos, luego la de los griegos, sobre la regencia, sobre la época victoriana, sobre la guerra de la independencia, hasta que llegué a los highlanders, y a una tal Megan Maxwell que en ese momento había sacado tres libros de sus Guerreras.
¿Sabes que embarque a mi familia a visitar escocia y las Highland después de eso?
Pero no quedó ahí la cosa, necesitaba más y comencé a descargarme –todo legal- cualquier cosa que encontraba en Amazon y en Apple Store. Y como una adicta me enganche a tus historias, a tus guerreras y a las mujeres que sufren, luchan y aman y un día me llegó la oportunidad de ser ellas, de dar un giro a mi vida y de cambiar mi teléfono por el tacto rugoso del papel reciclado – se lo he dicho a Cristina nuestra Comercial de Planeta, que deberían mejorar la edición de tus novelas, al menos con una contra solapa, para que nos duren un poco cuando las llevamos en el bolso para leerlas en cualquier rato libre- Sigo, que me distraigo. Y junto con unos amigos nos hicimos con la librería en la que llevábamos comprando treinta años, los treinta años de vida que ahora celebramos y en la que sabía, que el género romántico no había entrado en sus estanterías y aposté por él y aposté por ti y por todas tus compañeras.
Y gracias a eso ahora, hoy estoy aquí, leyéndote esta carta, escrita desde el agradecimiento a ti y a muchas escritoras que han hecho de la novela romántica, un Género Literario, género que ha permitido que muchas mujeres, hoy en día, se puedan llamar escritoras y vivir de ello.
Gracias porque habéis hecho realidad para muchas, el sueño de Virginia Woolf, de tener una habitación propia.